Con
palabras olorosas a incienso y mirra
El
Eclesiastés 9:8-11 dice que no falte el perfume
Sobre tu
cabeza y que en el seol, a donde vamos todos,
No hay
luces ni sabiduría y que el suceso
Y el
tiempo son parte de la vida misma.
Que tus
auroras sean de oro puro…
¡Carpe
Diem!
Quinto
Horacio Flaco en su libro 1, Oda 11,
Con epicúreos
aires expresa en verso de bronce
Que la
vida es breve y la belleza perecedera,
Que confiemos
poco en esa conjunción del ayer
Y del hoy
que es el mañana.
Vive a
plenitud tu día, pues no sabes si es el último…
¡Carpe
Diem!
En un
villancico con sabor a tinieblas
Y horas
de silicio y martirio, Juan del Encina
Aconseja
que es necesario comer y beber
Hasta
hartarse porque mañana viene la muerte.
Que tu apetito
sea la medida de tu delicia…
¡Carpe
Diem!
Garcilaso
de la Vega en su soneto XXIII
Con marcado
sabor italiano señala que gocemos
De la
firmeza y la lozanía que da un cuerpo sano
antes que´l tiempo airado
cubra de
nieve la hermosa cumbre.
Que tus
placeres sean fuente de plenitud
Y no
camino de oscuridad...
¡Carpe Diem!
En el soneto
228-1582, el oscuro y luminoso Góngora,
Con el
poderío de su voz, sentencia con cierto aire
De
amargura, que al final de la vida nos convertiremos
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Caminemos,
entonces, al borde de un misterio
Y que la
nada nos sorprenda lleno de besos,
De caricias
y de pura pasión por la vida…
¡Carpe
Diem!
Y el gran
Withman, que tanto admiró Darío,
Nos dice
en uno de sus eléctricos poemas
Que No caigas en el peor error, el silencio.
Lanza un
grito en una plaza o en el mercado,
Pero exprésate,
que el Amor
Y la
esperanza sepan que existes…
¡Carpe
Diem!
26 de julio de 2014
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