domingo, 29 de septiembre de 2013

Sucede, a veces....












Sucede, a veces, que los dioses 
no te acompañan. Están celebrando
una traición entre ellos o una
metamorfosis de sus elegidos.

Sucede, a veces, que la energía
del universo no te protege contra
el ojo perverso de la escoria; pues hace
destrozos en algún lugar del planeta.

Sucede, a veces, que Dios duerme
en un punto de la eternidad y sus ángeles
juegan a embriagarse y descuidan nuestros
pasos acechados por el Mal.

Sucede, a veces, que lanzamos cartas
de corazón sobre el azar de las horas
y la jugada se te vuelve 
espadas clavadas donde más duele.

Sucede, a veces, que vemos un jardín
maltrecho, le hacemos nacer una rosa
y seguimos adelante sin importar
si dejamos allí la piel o el alma.

Sucede, a veces, que hay días y noches
con banderas de victorias
o pañuelos de dolor y amanecemos
sin luz y sin fuerza como el morir.

Sucede, a veces, que hay sábados
con sabor a cenizas, domingos con aires
de misa compartida y nos quedamos
esperando ofrendas o algún placer canalla.

Sucede, a veces, que provoca estar
en el vacío, dejando pasar la vida;
pero llega un recuerdo de amor
rebelándose ante tanta indiferencia.

Sucede, a veces, que somos tan golpeados
por los seres más amados y no
nos damos cuenta, volteamos
la página y seguimos la danza del hastío.

5 comentarios:

  1. Y sucede, muchas veces, que nos golpeamos con la misma piedra.

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  2. Sucede a veces que estamos pesimistas y no vemos el bosque sino los árboles.

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  3. El amor es la poesía de los sentidos, son los nervios y la piel humana que expresa lo que a veces sabemos de nosotros o no lo sabemos, o que, quien está allí, y quien no está. Cuando llega en minutos u hora, expande nuestro universo sin frenos y, eso es extraordinario. Sea en el fondo del alma, sea en el dolor, en la soledad, en la fantasía, o sea en lo más mundano la poesía es sangre, agua y vino de nuestros mundos. Esta poesía es muy hermosa estructuralmente. Desde el sentimiento es profunda, puede ser muchas cosas, desde develares de soledades a un manantial de reflexiones. Dios bendiga el talento que se expresa con denuedo.

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