sábado, 13 de septiembre de 2014

Khyd Tirandello. Una introducción

Fue uno de esos días en que nada salió bien. En la noche dormí mal y el insomnio había hecho estragos en mi cuerpo, me levanté como si arrastrara unas cadenas y me sentí como Gregorio Samsa, convertido en un indescriptible insecto después de una noche atroz. En la mañana, durante la afeitada, me hice un corte cerca del labio inferior, una  agresión a mi self, diría Freud. Antes de salir al trabajo, la concentración fue fatal: se desparramó el té, el desayuno estuvo indigerible y lo tiré al cesto de la basura; cuando alisaba una camisa me extravié en mi pensamiento, el pago de este descuido fue quemar la manga de la camisa que alisaba, tuve que arreglar otra. No hay un descuido en la vida que no se pague y con intereses durísimos. En el trayecto hacia la ciudad casi choqué contra una defensa de la vía por evitar una colisión con otro auto. En la oficina no pude elaborar un informe sobre África, ni presentar un cuadro estadístico que me pidieron con irracional urgencia; asistí a una reunión, mi mente vagó en torno a Ella por días, noches y horas llenos de enigmas. No logré articular una pregunta o un comentario sobre el tema que se trataba. Durante el almuerzo probé la sopa y la sentí amarga; el resto de la comida me pareció intragable, aun sin probarla, alejé el plato de mi vista con náuseas. ¿Me creerá el lector si le digo que esto se ha vuelto una constante que altera mi ser ahí en el universo… El recuerdo de Ella, cuyos ojos mentirosos y labios traicioneros, que idolatré con locura (¿o sigo idolatrando?), estaba haciendo estragos en mis nervios, en mis sentidos y en mi mundo interior, lo sabía y me sentía como un autómata incapaz de seguir el ritmo que impone el diario vivir. Me provocaba acostarme, cerrar los ojos y dejarme llevar por mi dolor hacia los misterios de mi noche más doliente y quedarme allí para siempre; pero mi ánimo, curtido en otros momentos difíciles de mi existencia, me empujaba hacia las vertiginosas ondas de la cotidianidad para seguir con la vida, aunque esto no evitaba que mis lágrimas salieran por voluntad propia cuando me levantaba en la mañana, en mi soledad durante el día y en las duras horas nocturnas de mi naufragio emocional. ¿Dónde estaba su Ángel de la Guarda que permitió ese desastre, salvajemente inmerecido, de emociones y sentimientos? Imagino sus pechos que fueron mi adoración, mis consentidos, que ya no sentirán mis manos ansiosas y amorosas, una lluvia de ceniza triste las envuelven ahora en mi memoria; su Monte de Venus, privado de mi lengua y mi ternura; un ave de paraíso habrá realizado su vuelo ciego hacia otro hombro, sin la magia de la poesía que yo le daba; el Abril más bello del planeta, ahora devastado; de nuevo los falsos profetas recorriendo las praderas de su cuerpo donde sembré mis sueños. Sí, su adorado cuerpo que convertí en altar sagrado de mis ofrendas, en símbolo y motivo de mi escritura. Si las almas sangran, la mía estaba supurando por su herida. Por la tarde, al salir de la oficina, caminé sin rumbo fijo, indiferente a la gente y al paisaje urbano. En mi mente se formó, una y otra vez, la misma pregunta ¿por qué? Punzante como un cuchillo, alucinante como un grito en la mitad de mi noche más humana de hombre abandonado. El azar (el destino o D-ios, ¿no es lo mismo?) me llevaron hacia una tasca en la Candelaria, en cuyo lugar solían coincidir algunos poetas, novelistas, pintores, filósofos y funambulescos fracasados. Entré, ya el local no era el mismo de antes, había pocos clientes y su decorado era distinto a la de hace unos diez años atrás. Un hombre sentado en la barra miraba con intensidad su vaso que tenía frente a él, en una de las esquinas estaba una mujer delgada, de mediana estatura, pelo oscuro y corto, ojos grandes. No percibí bien su boca. Tenía los movimientos de las personas ebrias o drogadas. Un temblor recorrió mi espalda. Mi mente se negaba a detenerse en los rostros de otras mujeres porque Ella la dominaba toda y reinaba dentro de mí de manera absoluta. Fui a la barra. Encima de una vitrina todavía estaba la frase de Plinio el Viejo, que Ludovico Silva había hecho colocar allí valiéndose de su amistad con el dueño del lugar. Leí la frase en voz alta:
“In vino verita
El hombre sentado en la barra dijo:
“La ginebra no es dulce como los labios de mi amada, pero sí más sincera”
Sonreí algo sorprendido y sin pensar le extendí mi mano derecha, él ignoró mi gesto de presentación, sólo se limitó a decir:
“Khyd Tirandello.”
Tomé asiento a su lado y pedí una ginebra con agua quina y limón. El señor Tirandello era delgado, no muy alto, su piel de una blancura algo irreal, pensé que este hombre había estado sometido a una dieta rigurosa por su delgadez o era víctima de una pasión no correspondida como Madame Bovary. Sus delicados lentes de montura dorada y cristales redondos, sus manos finas de largos dedos y una mancha de tinta azul en una de sus uñas, me hicieron deducir que era un hombre acostumbrado al trabajo intelectual. Su mirada me hizo pensar que en su mundo interior algo no andaba bien. No sé por qué tuve la sensación de que lo conocía de alguna parte, o me hacía recordar a alguien. Cuando me tomé el primer trago, saqué mi libreta de notas. Mis anotaciones más recientes eran desde la última vez que estuvimos juntos en un lugar que yo imaginé era una habitación del palacio de Sintra. Imágenes para el poema que nunca escribiré, murmuré con tristeza. Todo encuentro con Ella estaba envuelto en un velo poético. Pensé que me había enamorado como sólo los hombres inteligentes sabían hacerlo, de forma sublime y estúpida. Íntimamente me reproché este pensamiento. Mi amor había sido noble, desinteresado y … aún la amaba con la fuerza y el hambre de cien tigres de bengala. De nuevo miré al señor Tirandello que seguía con su mirada absorta en la santidad de su ginebra. Un vago pensamiento me hizo recordar a Pessoa. De repente caí en cuenta, sí, sí… el señor Tirandello me hacía recordar a mi admirado poeta portugués. Después de un segundo trago, me aventuré y le dije:
“¿Esa frase que usted expresó hace un momento es de algún autor..?
Khyd Tirandello me miró como si yo fuera un impertinente, una sonrisa de amargura se dibujó en sus labios.
“Sí... mía.”
Sacó de uno de los bolsillos interiores de su traje una pequeña libreta color azul, la abrió al azar y leyó:

“El temor y la esperanza son las tormentos de mi alma. La primera se origina en la duda; la segunda, en besos de su boca seductora.”

Esas palabras reflejaban parte de mi drama personal, me dio escalofrío pensar que Tirandello vivía dentro de mí, como un testigo de mi amor y que la dicha y las angustias que experimenté con Ella motivaron sus palabras de desesperación y desconfianza. Lo observé con detenimiento, era  un ser extraño, y no sé por qué me dio la sensación de que iba a conocer poco de su verdadero yo. Lo percibí etéreo, fantasmal, quizás por el ambiente tenue de la tasca. ¿Y si no fura más que una proyección de mi mente turbada por el descalabro sentimental de estos últimos meses? Apuré mi trago y pedí otro. Miré hacia donde estaba la dama que vi cuando llegué. La luz cruel de una lámpara le alumbró el rostro. Su boca estaba invadida por un herpe sediento de sus labios, probablemente hechiceros en otro tiempo. Cuando vemos ese tipo de lesión en mujeres que han tenido una vida disoluta, se tiende a pensar que esa cosa tiene su origen en el sexo sin amor, a pesar de no ser cierta esta premisa. Sentí misericordia por aquella mujer. Giré mi cabeza hacia el señor Tirandello, ya no estaba a mi lado, sólo vi su vaso de ginebra intacto y la libreta junto a este. Sin pensarlo la tomé, pero no me atreví a abrirla al momento. Caminé con cierta rapidez hacia la salida del local para ver si lo encontraba. Nada, se había esfumado como un espectro. Dudé si quedarme con la libreta o dejársela al empleado de la barra. Decidí quedármela. Desde entonces la tengo. He visitado la tasca en varias oportunidades, en diferentes días de la semana, con la idea de encontrarme al señor Khyd Tirandello y devolverle sus anotaciones. Después de leer sus reflexiones muchas veces, hoy me tomo la ligereza de publicar sus primeras páginas.


“Amo, luego existo. ¿Quién soy? Un ser enamorado, un amor.”
                                               ***

“Cada estrella que mires en el cielo es un beso mío que no ha llegado a tus labios.”
***

“Cuando hay amor de verdad, los amantes luchan por su tiempo y por su espacio de estar juntos. Se convierten en fieras para defender esa circunstancia de ser y estar en la vida.”
***

“Los amantes podrán estar rendidos de fatiga, pero sólo imaginar la presencia y el goce con su amor, los llena de una energía divina capaz de soportar los trabajos más duros de su cotidianidad.”
***

“Los amantes, en la cúspide de su intimidad, se vuelven hacia sí mismos y tienen conciencia de su ardiente paradoja de ser uno siendo dos.”
                                               ***

“En el amor es fundamental saber, comprender y aceptar las percepciones, tanto del uno como del otro, pues no es igual una mirada de afuera que una de adentro.”
***

“Lo importante en el amor es que los amantes se busquen, se encuentren, se entreguen y, sobre todo, que sean sinceros y se tengan fe, lo demás es existencia circunstancial de modo, tiempo o lugar.”

                                               ***

“La relación amorosa no puede fundamentarse solo en la apariencia, en la superficie. Hay que ir al fondo con la pregunta fundamental de la vida: ¿por qué?”
***


“A simple vista, el amor puede ser engañoso; por eso, en la intimidad, uno de los aspectos importantes es hablar, hablar y hablar, hasta que no quede un resquicio en el alma donde se pueda incubar una duda.”
                                               ***

“Si nosotros le quitamos espontaneidad al corazón, es como si le cortáramos las alas a Cupido. El amor quedaría a merced de la razón y, entonces, ese pájaro humano caería al suelo agonizando entre espasmos.”
                                               ***

“Dos lágrimas en la amada, por un equívoco, puede desatar una tormenta de amor y odio. Sólo la verdad y el contacto físico-espiritual pueden hacernos comprender esa contradicción de la mujer.”
                                               ***

“Le dije a tu corazón: háblame de amor… y tu corazón llevó mis manos a tus pechos.”
                                               ***

“El amor es un sentimiento en movimiento constante. Cuando se inmoviliza se marchita y cambia de lugar.”
***
El amor tiene inclinaciones a nombrar por primera vez, inventar nombres y soñar con nuevos escenarios para vivir su ficción con intensidad. Pero sólo un poeta puede comprender esto.”
                                               ***

“Un amor es verdadero cuando tiene sustancia, es decir, palabra y presencia, permanencia y continuidad.”
***

“El amor siempre pertenece al mundo del otro y viceversa. Son mundos que se cruzan. En él no se realiza la semántica del verbo tener. En este sentido, es conocimiento, crecimiento personal y libertad.”
                                               ***

“¿Qué importancia tiene perder un amor, si en la juventud perdimos el futuro?”
                                               ***

“Hay personas que en su juventud construyeron su infierno. En el meridiano de sus vidas se dan cuenta de ello, pero son incapaces de luchar por una flor en el cielo. ¿Por qué?”
                                               ***

“Cuando en el corazón hay un infierno, el amor no está allí; sólo hay sentidos y emociones desolados y fríos.”
***

“Cuando no hay amor, el alma se alimenta de pesadillas y tormentos.”
                                               ***

“Un hombre puede ayudar a una mujer en el desarrollo de su pensamiento y carácter al inicio de su juventud. Pero un hombre no podrá cambiarla en su madurez.”
***
“Aquél que intente transmutar el pensamiento y el carácter de su amante, hará trabajos de amor perdido, aun cuando entre ellos haya mucho amor.”
                                               ***

“La emoción es el punto de encuentro de los sentidos en algún lugar del alma.”
                                               ***

“Antes que la soledad y la paz, prefiero un amor intenso, atormentado, donde yo me vea ardiendo glorioso en las llamas de mi pasión y mi pena. Sentirme vivo, esa es la diferencia.”
                                               ***

“A veces el corazón miente y la palabra falsea la realidad.”
***   

“Los besos pueden ser un espejismo del amor. Sólo la poesía puede revelarnos la verdadera esencia de la vida.”
                                               ***
 “Muchas veces son ellas las que no aman, sino ciertos estados de su ánimo que las llevan a encontrarse consigo misma… y creen que están amando.”
***

“Los pequeños fracasos emocionales de la mujeres con varios hombres a lo largo de su historia personal, van destruyendo su autoestima y valoración como mujer.”
                                               ***

“No ser amado por la mujer que amamos es doloroso. El recuerdo de horas felices a su lado, a pesar de no ser correspondido, es uno de los tormentos más horrible que un amante puede experimentar.”
                                               ***

“Un hombre sabe cuándo una mujer deja de amarlo. Lo siente en el aire, en el tono de las palabras, en los detalles de la cotidianidad. Una nube de indiferencia la aísla y la crueldad se vuelve su bandera.”
***

“No hay engaños posibles. Los amantes son pararrayos celestes. Todo lo perciben y lo presienten cuando uno de los dos traiciona.”
                                               ***

“Hay mujeres que cuando aman, su cuerpo se vuelve un universo en expansión. Su vida adquiere la poderosa luz del conocimiento y de la dicha que lo abarca todo… y sigue creciendo”
                                               ***

“Cuando una mujer no ama, la cuenca de sus ojos son cuevas en donde no hay luz ni vida. Allí reinan las sombras. Su cuerpo se convierte en materia insensible, fácil para las enfermedades físicas y mentales.”
                                               ***

“Lo único que vale la pena en la vida es el amor… a pesar de las circunstancias de cada quien.”
                                     
Septiembre, 01 de 2014




domingo, 17 de agosto de 2014

Elegía del beso y el abrazo













Dejaste de ver ese manto
De lentejuelas celestes
Que se bañaba

En el azul perfecto del horizonte.
Dejaste atrás tus generaciones
Enterradas, Iglesias, catedrales,

Caminos empedrados
Con olores a hipocampos
Y caracoles festivos,

Para venir a este lugar delirante
En donde nunca hay otoños
Ni inviernos y convertir

Tu vida en un ágape universal,
Con la mano abierta
Siempre generosa pero sin recibir el beso

Que tu corazón ansiaba
y tu boca no pidió.
¡La perdimos, Antonio, la perdimos!

La viste crecer como paloma inquieta
Y le diste esas muñecas extrañas,
Los mágicos útiles escolares,

La moneda luminosa,
Los viajes, los proyectos, el futuro,
El mar Caribe entero, las noches de Naiguatá,

Las estrellas del trópico,
El auto de Marinetti,
El Campus que vence a las sombras,

El Ávila orgulloso,
Y esa sed inmensa de no ser ahí en el mundo,
Pero el abrazo con que soñabas

Mirando la luna del Calvario
Nunca te lo dieron.
¡La perdimos, Antonio, la pedimos!

Luego regresaste a ese mar centellante
Y volvieron tus pasos a los caminos de la infancia,
A sentir que la vida

Es un canto celebrativo
Y la isla una fiesta
De día y de noche,

Pero una parte de tu corazón estaba
En un lugar lejano
Y pasabas tus días recordando

A esa paloma inquieta de ojos moros
Y cuerpecito de ángel.
Así pasaron años hasta

Que un día la niña de tus sueños
Apareció convertida en mujer.
¡La perdimos, Antonio, la perdimos!

Pero vino negra muerte
Echando fuego por sus cuencas vacías
Y quemó tu corazón

Y te llevaste la alegría de ser como eras
Y la tristeza
Del beso que nunca recibiste.

Sí, te sorprendió la hermana
Del tiempo cuando no querías
Que tu abril se marchara,

Entonces ella lloró
Como es natural, pero ya era otra.
¡La perdimos, Antonio, la perdimos!

Y eras tú, te reconocí por tu mirada de águila,
Que la otra noche
Te sentaste al borde de mi cama

Y te vi triste, con ese gris de tu rostro
Que no le  va a tu sonrisa,
Porque veintisiete oraciones al mes

No han podido borrar ese dolor
Que te llevaste a la tumba
De no ser besado y abrazado,

Por esa paloma inquieta de labios de princesa.
Y andas como alma en pena
Porque la has visto besar y abrazar

A hombres que no la amaron nunca,
Y me pides con tu aliento frío
Que haga algo, que ponga a girar

Al mundo al revés
Y que ahogue a la noche
Con el sol de mi amor.

Entonces, con el llanto
quemándome por dentro, te digo:
¡La perdimos, Antonio, la perdimos!
                       17 de agosto de 2014



Domingo de ofrenda







Dios, el azar y el destino, que tal vez
Sean lo mismo, como una santísima trinidad
De lo absoluto, urden las secretas tramas
De nuestros días para que la vida tenga
Sentido y la realidad sea una fantástica
Locura de tiempo y espacio, causas y efectos.

Este domingo tiene aires de resurrección. Hay un
Revuelo de dolientes mariposas en mi estómago,
Y esto no es más que una metáfora para la tensión
Que me produce la idea de que hoy leeré su cuerpo
Con mis dedos y en su alma escribiré un poema
Con mis besos, mi espíritu y mi amor por ella.

Y henos aquí, en un lugar que en mi fantasía
Es una habitación del palacio de Sintra. De lejos
Viene una música y ella danza queriendo integrarse
A los ritmos de mi corazón. La alzo desnuda en mis
Brazos y recorro la estancia reviviendo el mito
Del toro blanco que raptó a Europa.

Ahogado en fábulas seculares, recorro con mi lengua
Las  praderas de su vientre, su monte de Calíope
Con su corona dorada. Escucho sus quejidos
De sacerdotisa que entra en éxtasis y espera alucinada
La entrada del verso rojo en sus entrañas.

Toda pasión encierra algo de dolor, susurro en su oído
Palabras amantes, palabras que me vienen de mi sangre
Y de mis huesos, palabras que quieren decirle que nada
Tiene que temer, porque estoy allí para que se sienta
Dueña de mi vida y de mi futuro incierto.
El dolor dio paso al placer, al éxtasis, al dos en Uno.

El hombre en su infinita búsqueda de trascendencia
En un día como hoy, con super luna, con sus perseidas
O lágrimas de San Lorenzo, creó el Edén y lo pobló
De ríos prodigiosos, de Lilith, de Eva, de Adán,
De una manzana, de un árbol del saber, de una
Serpiente., de ángeles y de la caída. Ella es todo eso.
                                               10 de agosto de 2014









sábado, 16 de agosto de 2014

Noche XXVI





¿Pueden unas horas de amor
Hacer olvidar noventa días de soledad
Con sus noches de insomnio y pesadillas
Caníbales devorándome el sueño?
No lo sé, pero al besar sus labios llenos
De temblores y placeres toda mi sangre
Fue una sucesión de amaneceres y ocasos,
De estrellas y planetas naciendo en mi ser,
Entonces me vi extraviado en sus Montañas
De la Luna como rapsoda que busca
Con desesperación las puertas del Paraíso.

¿Pueden un instante de luz y unas lágrimas
Detener el fluir de las imágenes en la memoria
Para no recordar ausencias e indiferencias
De un amor? Difícil de saber, pero al sentir
La ternura de sus manos y el perfume de esa
Cascada salvaje que le cae en sus hombros
De ángel, esa lluvia triste en mi corazón
Se volvió danza mágica para celebrar
Ese cielo que es su cuerpo de nocturna musa.

Después de negaciones y de inciertos días
En el desierto de la carne, ¿puede una ofrenda
Intensa,  alucinante y prodigiosa hacer renacer
La esperanza y la fe? ¿Soñar con un mañana,
Convertir en victorias capitulaciones absurdas
Y creer en la palabra de la Amada cuando la
Duda y lo negro acechan mis pasos por su jardín?
Sólo Ella lo sabe, pero yo en la cosmogonía
De su laberinto íntimo, construí una leyenda
De Amor, viajé por los senderos de la imaginación,
La convertí en unicornio, en cáliz, en canto
Y le di la música de las fibras de mi alma.
Noche, íntima noche de amor y misterio,
De luna lúcida y hechicera, 
Preludio de una super luna,
Pero también de un sol frío en un horizonte
De perros mordiendo un abril.
                                               09 de agosto de 2014  








domingo, 3 de agosto de 2014

Bulevar, 27° en la mañana





I                                                                                                  
Despertar apenas amanece,
Respirar y no saber con qué filosofía desafiar
La realidad. Sentir que la vida afuera vibra,
Se estremece en su fe y no aciertas
A descifrar tus sueños. Percibes un olor
A plumas chamuscadas y tienes la certeza
Que hay un incendio en las praderas
De la memoria donde arden
Los gallos metálicos del tiempo.

II
Alisar una camisa y vestir de lugar común.
Observar que hay gusanos de seda
En el cuello de camello,
En las mangas de mandarín
Y luego te la quitas como quien va a desafiar quimeras.

III
Salir para que tus emociones imploren
Al dios de las pasiones que apacigüe
Esta impresión de no ser nada ni nadie
En estos momentos tan vallejo,
En esta existencia tan pessoa
Y en este pensar tan borges.

IV
Caminar, entonces, por un bulevar a 27° 
A la sombra en la mañana, vestido de gris  
Para un banco o para una oficina del infierno,
Alucinar con un café en la mano, ver parejas sin rostros,
Con ritmos de caderas trasnochadas y almas ojerosas
Saliendo de hoteles de mala muerte pero sonrientes,
Creyendo en horóscopos hipócritas y en la magia ilusoria
De pérfidas vidrieras de acero y vértigo.

IV
Ver las aceras del bulevar sin desperdicios
Pero tener la sensación de suciedad,
Es recordar a Lady Macbeth con su negra actitud
Compulsiva de lavarse las manos a cada instante,
No saber que esa obsesión por la pulcritud
Es querer borrar recuerdos duros de rituales oscuros,
Esos lobos aullantes en noches blancas.

V
Al fondo del bulevar, en esta mañana de 27° 
Con aire quieto y nubes cargadas de humedad vaginal,
Está un faraón con su corona emplumada,
Quizá sea Ramsés III, asesinado en su harén,
Que ahora vaga en su eternidad buscando venganza.

VI
Saber que el corazón sabe y el pensamiento presiente
Que el tránsito por un bulevar cualquiera a 27° 
A la sombra y con sol que decapita arlequines,
Es una falsa maniobra del destino, un coupe de dés desde
El fondo de un naufragio
Y ahogo de pez en mitad del desierto.

                                                      31 de julio de 2014