I
Despertar
apenas amanece,
Respirar
y no saber con qué filosofía desafiar
La
realidad. Sentir que la vida afuera vibra,
Se
estremece en su fe y no aciertas
A
descifrar tus sueños. Percibes un olor
A plumas
chamuscadas y tienes la certeza
Que hay
un incendio en las praderas
De la
memoria donde arden
Los gallos
metálicos del tiempo.
II
Alisar
una camisa y vestir de lugar común.
Observar
que hay gusanos de seda
En el
cuello de camello,
En las
mangas de mandarín
Y luego
te la quitas como quien va a desafiar quimeras.
III
Salir
para que tus emociones imploren
Al dios
de las pasiones que apacigüe
Esta
impresión de no ser nada ni nadie
En
estos momentos tan vallejo,
En
esta existencia tan pessoa
Y en
este pensar tan borges.
IV
Caminar,
entonces, por un bulevar a 27°
A la
sombra en la mañana, vestido de gris
Para un
banco o para una oficina del infierno,
Alucinar
con un café en la mano, ver parejas sin rostros,
Con
ritmos de caderas trasnochadas y almas ojerosas
Saliendo
de hoteles de mala muerte pero sonrientes,
Creyendo
en horóscopos hipócritas y en la magia ilusoria
De
pérfidas vidrieras de acero y vértigo.
IV
Ver
las aceras del bulevar sin desperdicios
Pero
tener la sensación de suciedad,
Es
recordar a Lady Macbeth con su negra actitud
Compulsiva
de lavarse las manos a cada instante,
No
saber que esa obsesión por la pulcritud
Es
querer borrar recuerdos duros de rituales oscuros,
Esos lobos
aullantes en noches blancas.
V
Al
fondo del bulevar, en esta mañana de 27°
Con
aire quieto y nubes cargadas de humedad vaginal,
Está un
faraón con su corona emplumada,
Quizá
sea Ramsés III, asesinado en su harén,
Que ahora vaga en su eternidad buscando venganza.
Que ahora vaga en su eternidad buscando venganza.
VI
Que el
tránsito por un bulevar cualquiera a 27°
A la
sombra y con sol que decapita arlequines,
Es una
falsa maniobra del destino, un coupe de dés
desde
El
fondo de un naufragio
Y ahogo
de pez en mitad del desierto.
31 de julio de 2014
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