sábado, 14 de diciembre de 2013

De regresos y regresiones















El regreso de la amada puede ser más triste
que su partida. Hay esperas que se mitigan
con solo imaginar encuentros en algún
diván persa, soñar con besos y abrazos
para borrar la dolorosa nostalgia de su
ausencia y sentir la ebriedad de su presencia.
Bienaventurado el que aguarda porque
su luz lo guiará por el borde del vacío
sintiendo al tiempo cubrir la nada y piensa
que con el regreso ya no habrá más
melancolías, hastíos ni regresiones.
  
Siempre hay un cambio en cada viaje
Tanto para el que va como para el que se queda.
El de ida suspende su realidad y entra
A un círculo para crecer o para quedarse allí,
En su Paraíso del Este, ya marchito para siempre,
O arrancar esas rosas feroces nacidas en un café
Y que perturban
Sus tristes sueños de libertad,
Sus reprimidas noches de pasiones
Y su llanto callado de negra soledad.

El que alza su mano para decir adiós,
imagina distancias imposibles de medir,
enloquecidos ocasos de perros
mordiendo horizontes de locura.
El que espera, construye su infierno
a la medida de su amor, fabula un retorno
espectacular y en su mente lo constante es
ese momento de llegada, con sabor a domingo
de gloria y a días que vendrían llenos de ternura
Y ofrendas para adornar al universo entero.

Hay un tiempo para la cotidianidad y otro para amar,
Hay un tiempo para plantar y otro para recoger.
Hay un tiempo para partir y otro para permanecer.
Pero hay regresos que en el fondo no son más
Que… otras despedidas.
                                                        Dic. 14 de 2013

domingo, 1 de diciembre de 2013

Cuerpos amantes






Poderosos horizontales y perfectos
Los cuerpos viven inventando
Teorías sobre el amor
Nadan a contracorriente
Abren los surcos de sus sentidos
Aturden las horas los días y las noches
Se indagan con desesperación se avolcanan
Recorren vastas regiones
De emociones y deseos que van y vienen
Como olas ardientes en un mar insatisfecho
Hay veces en que el deseo es un niño malcriado
Con padres arlequines
R e s p i r a c i ó n  
Ondas de calor aceleran signos vitales
El delta de Venus se contrae
Manos que se juntan y hacen un puño
Desafiando los mitos del destino
Rosas decapitadas en el alba o en el ocaso
Da lo mismo una sombra que otra
T e m b l o r e s
Lenguas recorriendo universos enteros
De pasión orgasmos en llamas
Q u e j i d o s
Como ecos de un mundo
De poetas poseídos y musas delirantes
Los cuerpos conocen lo profano y lo divino
R i t m o  f i n a l
Reposan entre sábanas sudorosas
El Ser flota en el vacío del silencio
Busca un latido del alma

Porque hay luz y alegría en cada ofrenda…

                                                             01/12/2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Te Extraño...



¿Cómo sabemos que extrañamos 
a la persona amada?
Cuando siempre damos un paso, 
a lo largo del día y pensamos en ella,
añorando los besos de sus labios,
las mágicas caricias de sus manos,
su voz de íntimos ritmos,
sus palabras de sabiduría
al expresarnos que nos ama 
y en un suspiro pareciera 
que se le incendia el alma.
Sí, la extrañamos cuando nos detenemos 
a contemplar la sagrada claridad 
de la mañana y afirmamos que al brillo
del astro rey le falta el destello de luz
que solo la amada 
de nuestro ser puede dar a todo
cuanto se mueve y vibra en la realidad.
Cuando al terminar el ciclo solar
sentimos la fatiga que nos agobia
y deseamos su presencia, su regazo, 
sus mimos, la energía de su cuerpo
que nos haga pensar en un renacer
lleno de posibilidades para conquistar
una ínsula o el reino de las hadas; 
cuando eso sucede... con intensidad
trascendente la extrañamos.
Y cuando cae la noche y no divisamos
en el infinito la estrella más brillante,
extrañamos a la amada con tal fuerza
que los ojos se nos llenan de lágrimas 
y sentimos estremecer nuestra alma 
porque la sabemos lejos y no sabemos
si piensa en nosotros o duerme y sueña
con nuestros besos y palabras 
que la desnudan con "te amo" y "te deseo".
Sí, la extrañamos cuando percibimos
estar incompletos y algo nos falta
y nos sentimos tan vacíos que tenemos
la fantasía de que nuestro corazón palpita
en su corazón, allá a lo lejos, en otro lugar.
Cuando extrañamos a la persona amada
parece que los días no pasan y el tiempo
se detiene. Cuando extrañamos a ese cielo
tan amado que es ella, la palabra permanece
en silencio y, dentro de nosotros, nacen ríos
de imágenes que nunca dirán
¡Cuánto la extrañamos..!

miércoles, 30 de octubre de 2013

Domingo 20, 4:30




Nadie sabe cómo fue la noche de amor
Que Ulises tuvo con Penélope, antes de partir
A Troya, ni las palabras que le dijo cuando
La dejó sola a merced del tiempo y de la gloria.

Desde entonces, hay una incertidumbre
En cada viaje que realizamos; bien sea 
Placentero o sentimental. Si es para
Los sentidos, la vivencia del goce y la dicha
Dejará su huella en la memoria.
Si es un vínculo ancestral que reclama
Nuestra presencia, abrimos surcos
En el corazón para no desesperarnos
Por el amor que dejamos.
El que se queda,
Hará su viaje duro y amargo
Al fondo de sí mismo, para meditar
En algún sueño irrecuperable
O en el beso ahogado en el alma
A la hora de la despedida.

Cuando amamos con adversidades,
Despedirnos en un terminal 
De pasajeros, es un acto de sinceridad
Y valor; aún más, si nos aferramos
A una máscara que no hemos podido
Quitarnos con el desamor...

Allí, entre el bullicio de la gente
Que inicia su jornada hacia Samarcanda
O Liliput, deseamos estar con la amada,
Hacer una síntesis de los últimos
Momentos vividos a su lado, 
Que nos lleve en lo más profundo 
De su existencia,
Decirle cuanto la amamos
Y la extrañaremos, dejarle sembrado
En el ánimo que el día de su retorno,
Ya no habrá más penas ni olvido.

Pero hay despedidas entre amantes 
Que son de hierro, con aires de funeral
Y fríos fulgores, que denotan una débil
Voluntad, amarrada a una psiquis 
Vagando en el recuerdo de su perversión.

Sí, en las despedidas hay vasos 
Comunicantes y metamorfosis
En acción. Nada sabemos que nos 
Deparan el azar o Dios en un viaje.
La alegría de poder hablarnos,
En el espacio virtual es una bálsamo
Para una herida que no se cansa de doler.
Sin embargo,  a veces se convierte
En pájaro ciego que no puede volar
Con elegancia.
El silencio y la indiferencia pudieran
Ser indicio de nuestro yo hundido
En vacíos, dudas y fracasos vitales...
                                                     29 de octubre de 2013




martes, 29 de octubre de 2013

Viaje al fondo de la noche














Una mujer en la mitad de su vida se encuentra
Extraviada en un bosque negro, da la impresión
Que repite o vive un terceto de un poeta florentino.
No la acompaña el divino Marón
Ni busca azarosa la entrada del clásico tártaro, sólo
Camina dando vuelta sobre el eje de su corazón.
Llega la noche y se hunde en su noche más difícil
Que es la de todas las personas solas en el planeta.
Tiene deseos de gritar su angustia, de compartirla
Con otros seres humanos, pero sabe que tiene una
Culpa ¿la culpa de sus actos o de sus pensamientos?
Aparece la depresión como una boa y le aprisiona su ánimo,
Lucha con desesperación al borde de su abismo para no caer
En el río de la desesperanza, en el círculos de los sin fe.
En su corazón está la fuerza que vence los obstáculos,
En su alma hay infinitas semillas de futuras primaveras
Y por sus venas corre la memoria y la savia de la vida
De la humanidad, que no se ha dejado aniquilar por la desdicha.
La mujer reclinada a un árbol sueña que ese árbol era el Yggdrasil.
Se hundió en sus raíces y frente a un quemado continente
Había una isla y sintió que la isla era buena y supo
Que su corazón la amaba porque la tierra tenía sabor a familia.
En su espacio onírico se abrazó al Migrad,
Allí estaba la vida en todo su esplendor y los caminos del Ser y no Ser,
Del Bien y el Mal. En su lar tuvo ansias de otras formas
De vida; y su espíritu, aún virgen, rompió con ese lazo 
Que ahogaba sus deseos de vuelo, su salto glorioso hacia la luz.
Una tormenta la llevó por un oscuro sendero
Y luego cayó en el vacío de una ilusión,
En su vertiginosa caída se le acercó un sátiro que en sus ojos tenía
El fuego de la lujuria, el vicio de la orgía; creyó en la suave
Armonía de su flauta peligrosa, en el degradado azul de su mirada.
Entonces, ella fortaleció su yo bajo una falsa percepción
De la vida. Lo dicen sus acciones, su visión de la existencia,
Su mirada inerte de cordero sacrificado. En el Midgrad
Percibió el declinar de la vida,
Sintió hostilidad hacia sí misma, los íntimos demonios de su juventud
Lo hostigaron hasta hacerla caer en la soledad, la pena y la melancolía.
Miró hacia el cielo y el peso de la inmensidad la sobrecogió,
Clavó sus pupilas en el suelo y lo que miró fue abrojos,
Contempló sus adoloridos brazos y sintió dolor en un hombro,
Reflexionó sobre su pensamiento y se supo encadenada al sátiro.
No tuvo fuerza para vislumbrar lo que había en el Asgard.
La mujer despertó y dejó atrás un bosque de sombras venenosas.
Miró hacia un horizonte y contempló la esperanza iluminada.  
                                                 20 de junio de 2012


En la distancia es...






En la distancia es cuando me doy
Cuenta que al aire de la mañana le falta
El susurro de tus labios que enamora
Y el calor de tu nombre.

En la lejanía es cuando siento al tiempo
Que avanza con sus horas
Vacías, con sus segundos de nostalgias
Y su eternidad sin sentido. 

En tu silencio de cautiva
Es cuando más recuerdo tus palabras,
El sonido de tus besos
Y tu risa de Musa luminosa.

En tu ausencia mi universo está en sombra,
Falta su única estrella.
Por ti tengo una soledad poblada
De recuerdos y deseos reprimidos.

Entonces ¿cómo decirle al corazón
Que la tarde sin tu voz es un desierto
Y que la noche es un lamento
De corazón en exilio?

¿Cómo detener mis lágrimas cuando el sueño
Se niega a acudir a mis párpados
Y la imaginación recuerda tu desnudez
De rosa y tu piel de ángel?

La distancia, la lejanía, el silencio y la ausencia
Son el infierno del amor.
Esperar, más que una esperanza... 
¿es una prueba o un adiós?




domingo, 27 de octubre de 2013

Aeropuerto 24, 8:30






Los aeropuertos son campos de emociones.
El destino y el azar reinan en sus pasillos
Y, a veces, la compañera del tiempo
Suele sentarse en un mostrador de control.

Recorrer derroteros celebérrimos o inéditos,
Es de algún modo regresar a Ítaca o descubrir
A Malacandra. Te vi alegre, consciente de ir
Al encuentro de recuerdos, de la sangre que llama
Como el abismo, de un sol que no te extraña,
De un mar que olvidó tu nombre,
De fuegos que ahora no significan nada para ti.

Te contemplé admirado, con un fondo de tristeza
Caribe que no pude ocultar. Al viajar, dejaste un amor
Crucificado a la imagen de tu cuerpo, a tus ojos
De Morgana, una cotidianidad encadenada a días
Que son puñales, a sueños y unas ansias de volar.
Dejaste una máscara calcinándose en tu ventana,
Una realidad de besos, abrazos y de horas
Cayendo en el vacío del lado oscuro del tiempo
Como lágrimas negras de ojos cansados de llorar.

Escuché una pregunta que me recordó un chat
En una noche cuando la luna aullaba a sus lobos,
Volví a oír esa grave invitación que cayó en mi alma
Como una lágrima de fuego. Aún siento su ardor.
¿Nos faltó audacia? ¿Tuvimos miedo? ¿En qué lugar
De la realidad estaba la lámpara de Aladino
Para invocar al genio y que viniera abrir las puertas
Diamantinas del palacio de tu corazón?

Casi siempre la vida nos lleva a duras mutaciones,
Como la del personaje kafkiano. La que asumimos
Cuando viajamos, no sabemos si nos convertirá
En flor o roca. Un poeta en su época más feroz
Dijo que nosotros los de entonces ya no somos
Los mismos. A contracorriente, los viajes
Nos dejan certezas e incertidumbres,
Su acción sobre nuestro yo es devastadora.
Al fin, cuando regresamos, somos tan diferentes
Que el mismo regresar ya es un misterio…  

                                      Del 24 al 27 de Noviembre de 2012