I
Caen
las sombras lúcidas y luminosas
Y
me encuentran con mi naturaleza de tauro,
Pesaroso
en campos de ausencias.
Siento
mi alma hundida en la vasta
Soledad
de su silencio, en la memoria
Vagan
fantasmas de ilusiones
Por
las noches de nuestro paraíso perdido.
Mis
manos recuerdan su piel
Cuando
la acariciaba y mi boca aún siente
La
fiebre de sus labios como una hostia
Ardiente
que calma todas las ansiedades
De
los abandonados.
Sí,
todavía me parece sentir su élan vital
Cuando
se señoreaba sobre nuestras almas
Para
dar paso a la conciencia de una
Existencia
surcada de hastíos y
Cotidianidad
que nos ahogan
En
el insensible discurrir del tiempo.
II
Vencen
las sombras, hay una tenue luz
En
la biblioteca. Presiento que los objetos
De
mi realidad conjuran
Para
que te llame con mi pensamiento
Y
mi deseo se vuelva más íntimo y universal.
Por
designio del destino, acudes
A
mi fantástica orfandad. Vienes como
Cordero
bíblico, venciendo la duda y el temor,
Por
ese camino que tantas veces transité
Con
el corazón en la boca, para encontrarme
Con
la dicha de tu abrazo.
Viniste
a un recinto cargado de noches
Sin
sentido, de sueños perdidos, de deseos
Desparramados
en amaneceres tristes…pero
Tú
tienes el don de la transfigurarlo todo.
Allí
en ese lugar, desnuda
Brillaste
en tu celeste ámbito de mujer amada.
Te
dije entonces tres veces Amor y tú
Pronunciaste
mi nombre queriendo
Incorporarme
de una vez por siempre
A
tu historia familiar marcada por rotaciones
Y
traslaciones de auroras y ocasos.
III
Esta
vez nuestra ofrenda,
En
ese insólito lugar para ti,
Dejó
la huella de las experiencias
Que
solo los elegidos han tenido
Girando
al borde del universo.
El
esplendor de tu cabellera
Dejó
su perfume
En
mi doliente almohada,
Tus
manos de paciente tejedora
Acariciaron
mi espalda
Cargada
de tensiones y energía
Tántrica,
el hechicero resplandor
De
las Montañas de la Luna, mi boca
Mordiendo
tus hombros,
Tu
cuello y tu vientre perfecto,
Tus
lunares muslos
Entrelazados
en mis piernas,
Dos
fuerzas que se mezclan
Buscando
una eternidad,
Nuestros
espíritus, llamas
Dobles
que originaron
Un
incendio en mi alma
Por
imaginar momentos
De
ferocidad amorosa.
IV
Dios
en su infinito poderío
Nos
ve y sonríe,
Urde
la trama celeste
De
este canto de vida y esperanza.
A
pocos metros de ti, hay un lugar
Hermanado
con el espacio
Del
diván mágico. Como
Un
Oráculo de Delfos
Espera
las gotas doradas de tu tiempo.
Del
2 al 9 de marzo de 2013
cerodriguezs@hotmail.com
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