Toqué
la puerta de tu casa como quien no quiere
Despertar
a ángeles encadenados en el tiempo.
Abriste
y sentí en el aire la presencia física del deseo
Apenas
avancé dos pasos me diste tus besos
Y tu
aliento. Tu frágil cuerpo entre mis brazos
Me
hizo creer que tu corazón era mi corazón.
Luego
nos hundimos en la suave penumbra,
Escuchamos
la música que te recordaba no sé
Qué
cantante. Volvieron los besos más apasionados
Que
nos revelaron la suma misteriosa de que uno
Más
uno es uno. El vino que tomé entonces me pareció
El
vino sagrado que tomaban los bardos cuando
Sus
Musas les hacían pensar que ganar una batalla es una
Victoria
para la posteridad, pero conquistar el amor
De una
dama era una obra de arte. Fue una noche
En que
tú y yo vivimos la noche de Dante y Beatriz,
La
misma noche de Fausto y Margarita o la eterna noche
En que
un hombre y una mujer simplemente se aman.
12 de enero de
2012
cerodriguezs@hotmail.com
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