lunes, 15 de abril de 2013
Amore IV
La mañana entra por mi ventana
sus hilos de luz tejen
el tiempo dorado de mi quietud.
Me sorprende su mensaje de hada
sus palabras ponen a mi alma en movimiento.
Imagino himnos para celebrar
nuestro encuentro, odas
para las Montañas de la luna, endechas
para las ofrendas. Mi pensamiento
es una suseción de palabras que se trasmutan
en imágenes que gritan su presencia.
Hace su aparición
entonces pienso que su audacia
tiene la belleza de una mariposa
en los jardines de Babilonia
o cruzando sensuales campos de Abril.
La tengo en mis brazos y mis manos
y mi boca no saben de otros destinos
sino de su cuerpo y sus labios.
Verla desnuda
es contemplar el esplendor del astro
más brillante de Andrómeda
o el primer amancer del Paraíso
perdido ya para siempre en los laberintos
de la omnipotencia de Dios.
En esa travesía prodigiosa
de los sentidos la realidad
se introduce como un áspid
para destrozar la armonía
entre Eros y Psiques.
Toda su energía
cada caricia de sus manos los besos
de sus labios los movimientos de su lengua
el fuego griego de su mirada cada espacio
luminoso de su cuerpo y los gemidos de placer
que emite su garganta de sacerdotisa
intento convertilo en gestos poéticos.
Pero en este momento de abandono
y tenura de ofrenda y pasión aparecen
las lágrimas para expresar la dicha
que ella siente en esta comunicón sagrada
de pájaros amanecidos en el equinocio
de la estación secreta del amor.
Del 23 al 26 de marzo
cerodriguezs@hotmail.com
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