Dicen que abril es el mes más bello
Pero T. S. Eliot dijo en su Tierra baldía
Que era el más cruel de los meses:
Hace nacer lilas en tierras muertas.
Hoy es el momento exacto
En que la patria busca su luz, mientras
Hay otra hora de este abril en que una
Pasión vive en la desesperación.
Sí, abril es bello y cruel a la vez,
Está lleno de tiempo y devenir
De humana sustancia
Y mágicas aguas.
Para escribir sobre amorosos instantes,
Es necesaria la quietud del alma,
La paciencia y el recuerdo sea sentido
De manera física y deslumbrante.
Sólo mezclando imágenes,
Y un dejo filosófico podemos
Transfigurar la realidad para hacer
Otra que nos sirva de catarsis.
Apenas cruzamos el umbral de siempre
Tus labios pronunciaron un nombre
Que no fue el mío. ¿Qué pasó
Por tu mente en ese momento?
Tal vez décadas
De ataduras, dominio
Y quebradas noches destruyeron
Tu sagrado arquetipo de mujer.
Sin embargo, el amor
Y el privilegio de estar contigo
Supera cualquier celada del Mal.
Recordé que en Timoteo II
Dios me dio un espíritu, no de temor,
Sino de fortaleza, Amor y templanza.
Por eso me quedé allí, para sentir
Lo salvaje de tu lengua y de tus manos
Desatando su avidez sobre mí,
Para que vivieras esos placeres
Descubiertos tardíamente
En el meridiano de tu vida.
Las ofrendas que se sucedieron
Fueron eclosiones de auroras y ocasos
Para demostrarnos que a pesar
De una estación oscura y ante
La adversidad es posible la ternura
Y la dicha. Luego el sosiego de la siesta
Te llevó a mi hombro haciéndome
Imaginar tardes bajo una misma
Sábana, porque en la historia amorosa
Tejida por el fabulador de la creación
Nos fue negada la noche, el beso del alba
La mermelada, el dorado pan
Y el rigor de la costumbre.
Después del despertar ardientes ofrendas
Para que no haya duda de la pasión sentida.
Nos vimos reflejados por todas partes
Como si el universo estuviera formado solo
Por nuestros cuerpos, entonces recordé
Que en Uqbar un heresiarca sentenció sobre
Lo abominable del espejo y la cópula.
Fue un domingo donde la patria, luego
De tanta locura, buscaba otra forma de ser.
Yo estaba feliz contigo, acariciando
Tu rostro de rosa profunda.
No recordaba que en el Paraíso
También estaba la serpiente
Y un gesto trivial
Podía desatar un infierno.
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