lunes, 15 de abril de 2013

Noche V



Apenas se dibujó esa línea de luz y sombra,
Que no es del ocaso pero tampoco de la noche,
Esperé con el alma temblorosa a que su entrada
Se abriera como las misteriosas puertas
De un milenario y sensitivo cuento de hadas.

Dos pasos más allá del umbral nuestros cuerpos
Se abrazaron en una conjunción perfecta,
Luego fuimos al lugar que hemos consagrado
En nuestra memoria como un altar de ofrendas.
La intensidad del momento, el río poderoso

De las caricias, el fuego de los susurros,
El aliento deslumbrante de los corazones,
Este paisaje de la pasión pasó como una eternidad
O la fugacidad de un segundo. Con la levedad
De un ala ella abrió su blusa como si fuera

Una flor que revelara un misterio. En el punto
Más alto de su generosidad apareció el esplendor
De sus senos como dos luceros en un sol de
Medianoche. En medio de la penumbra colocó
Sus manos en mis labios para que los sonidos

Del alma no perturbara el rumor seráfico
De las esferas. Una vez más el vino estuvo presente
Para alegrar nuestros espíritus y avanzar llenos
De alegría hacia territorios donde el placer se yergue
Como una victoria sobre el trabajo y los días.
Mis manos acariciaron su cintura y quise
Sembrar estrellas en su vientre.
A cierta distancia, en la hondonada de su valle, divisé
Una aceituna con un lunar rojo en su centro…

cerodriguezs@hotmail.com

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