lunes, 15 de abril de 2013

Amore III


Ella salió en la tarde a caminar
o a encontrarse consigo misma...
Sintió un aire de liberación en su rostro
y respiró hondo, alivió sus tensiones,
pero su corazón delataba un sentimiento
reprimido por excesos de costumbres.
Su memoria recuerda sus pasos
por costeras rúas de una pérola
que un enamorado bardo bordó de fantasía.
Ahora en su paisaje no hay leviatanes
ni aladas viudas.
En ese entonces, ella y su sombra,
volvían a su red tejida de familiares
lazos y ley, única razón de su vida. 
Ahora, tiene un paisaje, cuyas calles
no tienen el fervor de unas olas
acariciando detalles memorables,
ni un cielo y un mar
que forjen una sola línea de fuego,
sino el agrio
perfume de un jardín marchito
y la magia alucinada de un secreto.
Como una torcaz, susurró su deseo;
sabe que hay un recodo en la curva
de las horas y que allí la espera
su destino de Eva o Julieta.
Llegar a ese territorio es entregarse
a otro ritmo de la existencia,
al goce del amor que es la esencia
de la vida como dijo William Blake.
Por un momento su pasado y su futuro
convergieron en el lecho
para construir un presente
imaginado en sus eclipses sensoriales.
El espacio de amor se transmutó
los cuerpos produjeron un incendio
en las praderas del corazón
y los íntimos quejidos de placer
se volvieron sonoridades de estrellas
y su vientre se convirtió en un cáliz
donde lo sagrado y lo profano
se unieron para entonar una variante
del Cantar de los Cantares.
Pero su conciencia
detuvo ese río interior que viene
de su esencia, de su sangre y de sus huesos
y vuelve a su tiempo, a su realidad,
a su árida quietud, negándole a su ser
el devenir que es la sustancia
del pensamiento y de la vida.
                          Del 16 al 21 de marzo de 2013
                                                  cerodriguezs@hotmail.com







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