viernes, 19 de abril de 2013

Interludio Nocturno I


Delante de mí no estaba la glamurosa mujer
De otras noches, vestida con su negro atavío de ensueño
Que invita a descubrir un misterio o un mundo sensorial,
Era sólo ella, en la dura monotonía de la cotidianidad.
Nos saludamos y sentimos los latidos latentes del querer,
Luego la presencia del fauno luchando con el sueño,
La ceremonia del chá para dos, el diálogo natural
De alguna vivencia descarnada y llena de vaguedad.
Cuando a solas quedamos, contemplé su rostro
En la tenue sombra del lugar más secreto de nuestras vidas;
Su mirada tenía el débil brillo de los que han sufrido
Duros avatares en su pensamiento, en su corazón o el alma.
No, no era otra, era ella; ni yo tampoco era otro,
Sin embargo, estaba en mis brazos, como iniciando huidas
Hacia un territorio más apacible, pero más intenso y querido,
En sus labios había el gemido de una rosa y el clamor de una llama.
Yo besé con delirio esa boca, su lengua experta,
Busqué la inmortalidad en sus pechos y los tuve en mis manos
Como si fueran manzanas de los jardines de las hespéridas,
Ella suspiró de placer y en la densa atmósfera de sensualidad
La oralidad me llevó al Paraíso. Cerrada estaba su puerta.
Como un ángel que custodia cellos arcanos
Su firmeza sosegó mi ánimo, se abrieron viejas heridas,
Hablamos sobre el ayer, su dura majestad
Sobre el hoy que atormenta y no la deja vivir en paz.
Oh, tú que en otro tiempo y en otro contexto fuiste exhortada
A trasgredir básicos elementos de intimidad y consideración
En nombre del amor, te inmolaron, oh, inocente Ifigenia,
Para apaciguar el desvío de un nuevo Agamenón en cuya faz
Ves una Troya brutalmente sombría y devastada.
Mirándome a los ojos me dijiste “Te quiero”, revelación
Que estremeció a mi alma y dejó su aroma de gardenia,
Medité sobre tu altísima confesión y descubrí en ella la esencia
De tu rechazo, el por qué de no querer ir más allá,
No por culpa de la naturaleza o la pena. ¡Mi amor te ha hecho
Pura! y tu forma de amar y ser amada tiene un nuevo sentido
Que me llena de alegría y sé que mi presencia
En tu existencia no es breve paréntesis sino maná
En el desierto, un nuevo universo de posibilidades en tu pecho.
Entonces, anoche, queriendo transitar el camino prohibido,
Volví a mendigar insistente. Llegaron a mi mente preguntas
Y la duda traspasó con su dardo venenoso el dorado velo
Que cubría a mi corazón todavía palpitante, gritando
Su apología y rechazo, aquiescencia y penuria.
Noche memorable, noche extraña, con una carga de puntas
De lanzas, noche de fantasía, noche de consuelo,
Poderosa noche que me dejó imaginando:
Si anoche Uno hubiéramos sido, hoy sería un bello día de furia.
Al final, tu susurro de paloma enamorada y tu fascinante
Vuelo de mariposa me dejaron una luz de dicha deslumbrante.

cerodriguezs@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario