viernes, 19 de abril de 2013

Noche XV


                



Mi alma fue sorprendida en su quietud
Por el llamado de la bienamada. Estar juntos esa noche era
Impensable ad infinitum. Su audacia me llenó de asombro.
Me sentí emocionado, lleno de temblor existencial
Y de un azul desiderátum.
La oscuridad adelantó sus sombras y el cielo
Se desbordó en una lluvia de furiosos
Truenos y relámpagos, luego
Recordé su confesión de una lágrima, su escrita voz…
Una lágrima de amor puede desatar una tormenta de fuego.
Llegué a su reino
Y la contemplé como si fuera una hija
De  Afrodita,  Freya o Kali. Su magia provoca en mis sentidos
Un incendio que comienza por mi sangre y se desparrama
Como una parábola por mi corazón, mis ojos y mis brazos.
Ella siempre está en movimiento y su vida interior
Es un universo en constante expansión.
Esa noche tuvo la sed de un desierto,
La fuerza de un mar que socava un faro
O una costa en sombra.
Sus dientes exploraron territorios de mi cuerpo
Haciéndome descubrir ignoradas zonas de deseos.
Sus emociones condujeron su boca hacia la mía.
Mi voz se rindió ante el poderío de sus labios
Y la ambrosía de su lengua.
Acaricié con fervor su azabache profundo que cae
Como una noche sobre sus hombros, sus pechos,
¡Ah, sus pechos, tan amados!
Ávido de su esencia me hundí en su perfumado cuello
Que es un oasis de sensibilidad y placer,
Mis manos acariciaron su piel forjada en el vientre
De una luna de abril.
Oh, Amada, esa noche, esa noche de revelaciones
Y de pequeños dragones alucinantes, llena de simbología,
De amor sentido como una bendición de las alturas,
Como un río de vida que nos lleva
Hacia la esperanza de otra realidad.

Del 16 al 18 de octubre de 2012
cerodriguezs@hotmail.com



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