Mi
alma fue sorprendida en su quietud
Por
el llamado de la bienamada. Estar juntos esa noche era
Impensable
ad infinitum. Su audacia me llenó de asombro.
Me
sentí emocionado, lleno de temblor existencial
Y
de un azul desiderátum.
La
oscuridad adelantó sus sombras y el cielo
Se
desbordó en una lluvia de furiosos
Truenos
y relámpagos, luego
Recordé
su confesión de una lágrima, su escrita voz…
Una
lágrima de amor puede desatar una tormenta de fuego.
Llegué
a su reino
Y
la contemplé como si fuera una hija
De Afrodita,
Freya o Kali. Su magia provoca en mis sentidos
Un
incendio que comienza por mi sangre y se desparrama
Como
una parábola por mi corazón, mis ojos y mis brazos.
Ella
siempre está en movimiento y su vida interior
Es
un universo en constante expansión.
Esa
noche tuvo la sed de un desierto,
La
fuerza de un mar que socava un faro
O
una costa en sombra.
Sus
dientes exploraron territorios de mi cuerpo
Haciéndome
descubrir ignoradas zonas de deseos.
Sus
emociones condujeron su boca hacia la mía.
Mi
voz se rindió ante el poderío de sus labios
Y
la ambrosía de su lengua.
Acaricié
con fervor su azabache profundo que cae
Como
una noche sobre sus hombros, sus pechos,
¡Ah,
sus pechos, tan amados!
Ávido
de su esencia me hundí en su perfumado cuello
Que
es un oasis de sensibilidad y placer,
Mis
manos acariciaron su piel forjada en el vientre
De
una luna de abril.
Oh,
Amada, esa noche, esa noche de revelaciones
Y
de pequeños dragones alucinantes, llena de simbología,
De
amor sentido como una bendición de las alturas,
Como
un río de vida que nos lleva
Hacia
la esperanza de otra realidad.
Del 16 al 18 de octubre de 2012
cerodriguezs@hotmail.com
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