Cuando
me abrazas y tus finas piernas
Como delicadas
palmeras se enlazan
En mi
cintura, el mundo recobra la claridad
Del Edén,
el sueño de una dicha prometida.
Nos
abrazamos, siento que tu cuerpo tiene
La armonía
perfecta de una rosa y el misterio
De un ser luminoso y fantástico que me susurra
Un “te
quiero” como una oración y una realidad.
Tus
caderas de delicadas y sensitivas curvas
Tienen
el ritmo sensual y ardiente de la música
Árabe
al llegar al clímax de su fuga absoluta.
En el
desierto de Samarcanda eres luna y oasis.
Creo en el Señor y juro por el cielo que el gesto
Más espléndido y generoso de tu amor
Lo
recibo cuando tomas mis manos y las llevas
A tus pechos. Oh, tus pechos, luceros del alba.
Me he
asomado a tus ojos y he visto el vértigo
Del abismo
pero también he contemplado la luz
De tu
felicidad, el Alfa y Omega de tu alma,
El sagrado fuego de tu espíritu enamorado.
Beso
con furor tus labios y luego me abandono
Y sigo
los latidos de tu corazón que me llevan
A la cumbre
de tu Monte de Venus que es como
Llegar al centro del universo, amada mía….
28/03/2012
cerodriguezs@hotmail.com
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