lunes, 15 de abril de 2013

Noche VI



Esa noche sexta me hizo recordar  
A una fascinante mujer de un feérico
Cuento por lo fino de su atuendo.
Las tazas esperando la ceremonia del té.

Supe de sus tormentos y de la nieve cayendo
En su alma, de su dolor por el ser querido,
De las lágrimas por lo que se dijo y no se dijo,
Y también de lo que se quiso hacer y no se hizo.

Vinieron los abrazos con los que expresamos
El sueño de estar juntos hasta que Dios decida,
Los abrazos que nos recuerdan el íntimo sentido
De pertenencia a un fuego vital de la existencia.

Hubo también besos ¿cómo no recordar los
Besos que ella sólo sabe dar cuando sus sentidos
Exploran los vastos campos sensoriales
De la caricia, la ternura y la ardiente sensualidad.

La sexta noche parece ser la noche de todas
Las noches. Noche que para nosotros no tuvo
Amanecer. Noche, en mi memoria tendrás
El fuego sagrado de tu ardiente “Te quiero”.

Abril, viernes 13 de 2012
cerodriguezs@hotmail.com

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